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1:1 con el Cerro Chirripó

1:1 con el Cerro Chirripó 

 

En 1999 y en el 2000 subí al Chirripó.  Primero con mi papá y mis hermanos y luego en el 2000 subió mi mamá y mi hermana menor también. Después de 20 años, VOLVÍ.  Pero volví muy diferente. Para empezar, volví con Alfredo (que nunca había ido) y con un grupito muy chiva de primos de Alfredo. Éramos 6.  Cada quién entrenó a su ritmo y se preparó como mejor pudo. 

 

Volví con otro cuerpo, otra condición, otra edad y otra mentalidad. ¿Qué si me hubiera gustado prepararme más? Claro que sí.  Pero los últimos meses han sido de corre corre para mí y no siempre pude entrenar lo que quería. ¿En algún momento pensé que iba a quitarme? Sí.  ¿En algún momento pensé que el dolor de espalda no me iba a permitir subir? Sí.  ¿Me preocupaba la bajada por las rodillas? Sí.  

 

Muchas cosas me pasaron por la mente después de apuntarnos a hacer el ride de nuevo.  Pero aquí estoy para contarte que esos pensamientos siempre los vamos a tener y que valoro hoy mi determinación. No me sentía 100% lista, pero igual lo hice. No dejé que mis preocupaciones ni excusas me impidieran vivir de nuevo ese 1:1 con el Chirripó.  Y no me refiero al Cerro Chirripó tal cual, me refiero a todo el proceso mental y físico que conlleva llegar hasta la CIMA. 

 

Mientras subía y avanzaba en cada kilómetro, me di cuenta de todas las similitudes que tiene la escalada del Chirripó con la vida real.  Con mi día a día. Con mi emprendimiento.  

 

Hoy te quiero compartir lo que ésta tercer escalada me regaló. Regalos que hace 20  años no habría podido ver como los vi ahora. 

 

 

 

EL PODER DEL ENFOQUE 

 

Arrancamos a subir a la 1:00am. Teníamos que llevar focos de esos que se ponen en la cabeza.  Desde la 1am hasta tipo 4:45am tuvimos que subir con foco.  Las otras veces que había subido al Chirripó arrancamos de día a subir.  Ésta vez arrancamos de madrugada y llevar el foco me permitió solo ir viendo lo que el foco podía iluminar.  No sabía si venía un cuestón de nuevo, si había piedra o barro más adelante. Solo podía ver lo que estaba directamente frente a mí.  Ese enfoque me encantó. No me permitió adelantarme. Era ir paso a paso. No me preocupaba lo que venía. Iba viviendo la subida paso a paso. 

 

Y esto me recordó que a veces en la vida queremos ver demasiado hacia adelante. Tratamos de imaginarnos cómo se va a ver ese proyecto o esa idea, o cómo serán nuestros hijos de grandes.… pero el enfoque del foco me recordó la importancia del AHORA. De ir paso a paso, de que no vale la pena ponernos ansiosas por cosas que no han ocurrido, de cosas que no tenemos el control y, posiblemente, tampoco lleguemos a tenerlo.  Como dijo Martin Luther King "La fe es dar el primer paso, incluso cuando no puedes ver toda la escalera".  Y para subir, lo único que ocupamos es dar ese paso sin ver toda la escalera o, en éste caso, sin necesidad de ver toda la montaña. 

 

EL EQUIPO ES IMPORTANTE 

 

Durante los últimos 6 años he escuchado que somos el resultado de las 5 personas con las que más nos rodeamos. Y en éstos retos físicos y mentales, ésta regla aplica y fuertemente.  Todos íbamos con mucha ilusión, muchas ganas.  Nadie tenía mala actitud. Algunas veces TODO dolía, pero nada que una buena cofaleada no resolviera. Por supuesto que llevábamos muy clarito cuántos kilómetros llevábamos, pero había buena actitud. Todos sabíamos que era un proceso. Todos queríamos llegar y lo hicimos en grupo. Si alguno se adelantaba, esperaba al resto. Siempre fuimos equipo. Llegar a la Base de los Crestones donde está el Albergue donde dormimos nunca fue competencia. La competencia era interna.  El reto era llegar.  

 

ESTAR EN LA CIMA NO TIENE PRECIO 

 

El día que escalamos el Chirripó también salimos tempranito, a las 2:30am. La escalada de los últimos 100 metros es una combinación de emoción, reto físico y un poquito de susto. Literalmente hay que agarrarse como mono en ventolero para no caerse. 

 

Estar en la CIMA y llegar a ese punto máximo no tiene precio. Nosotros hicimos picnic en la cima del Chirripó.  El sol del amanecer nos calentó y nos permitió estar ahí como 1 hora. Fue mágico.  Pero igual de mágico fue el llegar ahí. Es que no se puede llegar a la cima sin haber pasado por todo lo que pasamos nosotros.  Y en el camino hay magia también. Puse mucha atención a todos los detalles.  A cada laguna, a cada flor silvestre, a los pedacitos de hielo en el camino, a las piedras, a las nubes, al sol… O sea, MINDFULNESS al 100%.  

 

Muchas veces pensamos que el premio es llegar a la cima.  Para mí el regalo más grande está en todo lo que pensaba, todo lo que vi, todo lo que agradecí mientras llegaba ahí.  

 

 

TODO EN LA VIDA SON CICLOS 

 

Las subidas son tan importantes como las bajadas.  Así como subimos, así tuvimos que bajar.  Las bajadas no son menos importantes. Hay magia tanto en las subidas como las bajadas y estar atentas a todo eso, no tiene precio. Hay cosas que no vimos al subir y solo las vimos al bajar e igual nos asombraron.   La vida son ciclos. Son subidas y bajadas. Pero hay poder en cada subida y cada bajada. Tengamos fe que cada bajada tiene algo especial para regalarnos.  Todas tenemos nuestras montañas. Nos tome el tiempo que nos tome, esas montañas las vamos a conquistar.  Esas montañas tienen algo que enseñarnos. Esas montañas nos moldean y nos completan. 

 

LOS REGALOS QUE SOLO LA NATURALEZA SABE DAR 

 

“En todo paseo con la naturaleza uno recibe mucho más de lo que busca.” - John Muir- 

 

Y así fue.  Este paseo con la naturaleza fue preciso en absolutamente todo. Fueron ratos de presencia absoluta, de contemplación, de oración, de agradecimiento y de sorpresa. Cada kilómetro sorprende con su diversidad específica, con sus plantas únicas, con sus características especiales. Toda esa belleza, sin duda, fueron para mí la gasolina para subir con más fuerza y energía.   

 

El día que nos devolvimos, tuvimos la mejor despedida. Durante los primeros 3 kilómetros de descenso nos apareció un arcoirís mega poderoso. Completo.  No puedo imaginarme una mejor despedida y un recordatorio de que siempre siempre el arcoíris sale y nos recuerda que nuestra vida está llena de color, que Dios cumple sus promesas y que la vida está llena de regalos. 

 

 

¿Adónde estamos buscando el ORO? 

 

Ese arcoíris también me recordó que muchas veces vamos tras cosas que están afuera.  Viajamos fuera de CR buscando belleza, buscamos respuestas en otras personas.  Este ride me recordó que no hay que ir afuera para encontrar belleza que arrebata los suspiros. Aplica para todo.  Muchas veces buscamos pasear fuera de CR y ¿la belleza que ya tenemos aquí? Y aplica para nuestros corazones y nuestra vida. ¡Qué gran invitación a ver hacia adentro! Dentro nuestro hay belleza y una grandeza inesperada!  

 

¿Qué tal dejar de buscar afuera y nos dedicamos a ir hacia adentro? Estoy segura que dentro de nosotras también hay un arcoíris que nos recuerda lo fuertes, valientes y bendecidas que somos. 

 

¿Apuntada a conquistar todas tus montañas?